Friday, October 9, 2020

                      A propósito del docente y su rol en los entornos virtuales de aprendizaje

 

Hasta antes de la Revolución Francesa, la cuna determinaba en gran medida el destino. Hijo de campesino, campesino; hijo de rey, rey. Este sino establecía una sociedad de castas muy segmentadas que servían un propósito: mantener los privilegios de las oligarquías/aristocracias dominantes a cambio de protección a los vasallos y siervos. No se había desarrollado el concepto moderno de repúblicas, eso vino como consecuencia de la Revolución Francesa y de los movimientos culturales, entre ellos, el liderado por los enciclopedistas. Pues éstos no solo trabajaron la idea de libertad, fraternidad e igualdad sino el acceso al conocimiento.

La formación y educación ha estado vinculada como un derecho exclusivo de las clases dominantes. Educarse, en ese contexto, era un acto de rebeldía y transgresión contra el statu quo. Pues incluso, durante la edad media, los pobres que tenían acceso a educación no obtenían una de calidad. Sin embargo, también surgen en esa época iniciativas innovadoras que aún se mantienen hasta nuestros días: la educación en el idioma de uso corriente, educación en aulas, elaboración de contenidos particulares por grados y edades, por nombrar algunas. La figura del profesor cobra gran relevancia y cuestiones que hoy damos por descontadas surgen como avances educativos: aprender haciendo tareas, al principio por repetición y luego evolucionando y sofisticándose la pedagogía para asegurar que el estudiante desarrolle pensamiento crítico. En consecuencia, se puede afirmar que la educación es en esencia el motor del desarrollo y uno de los elementos más efectivos en la lucha contra la desigualdad y pobreza.

Ya surgidas las repúblicas, los sistemas educativos fueron perfeccionándose y haciéndose cada vez más inclusivos. Al presente, se puede afirmar que existe una correlación positiva entre los países que son más desarrollados con el nivel de inclusión y alcance de sus sistemas educativos. Sin duda alguna, los profesores y docentes son una figura importante en un sistema educativo clásico.

En el sigo XX y XXI la tecnología jugó cada vez un rol más protagónico, pasando de ser herramienta de medios al desarrollo de contenidos de aprendizaje a través de las apps y últimamente de la inteligencia artificial. Es decir, se comienza a cuestionar el rol clásico del profesor/ docente y pasa de ser la fuente de conocimiento a ser el facilitador de conocimiento. La pedagogía ha ido acompañando este devenir y los países han ido incorporando a su ritmo y posibilidades las nuevas tecnologías. Sin embargo, la coyuntura especial que ha planteado la pandemia global pone como imperiosa necesidad el desarrollo y mayor uso de los entornos virtuales para el aprendizaje en todo el sistema educativo, desde la escuela regular pasando por el pre/post grado así como los cursos técnicos de especialización.

Nuevamente en la historia, es el acceso a la educación lo que va a incidir determinantemente en el destino de las personas. En el ámbito escolar, este año lectivo, ha puesto crudamente de manifiesto esta situación. Un gran número de estudiantes no ha tenido acceso a educación o no ha podido aprender a través de los entornos virtuales. Son muchas las explicaciones, pasan desde no tener acceso a dispositivos electrónicos (pobreza) para acceder a los contenidos hasta carecer de la guía y motivación necesaria para aprovechar este nuevo entorno de aprendizaje. Este fenómeno también se repite en el ámbito post gradual, con diferentes matices: estudiantes que pasan los contenidos y cumplen con los requerimientos pero que no alcanzan el óptimo de aprendizaje. En ese contexto, la figura del docente adquiere una relevancia protagónica pues abandona el sitial de facilitador únicamente para ser el pedagogo del aprendizaje. Esto implica que los esfuerzos que haga por mantener el interés, motivar y comprometer al estudiante con su propio aprendizaje se verán reflejados en alcanzar el óptimo en la relación enseñanza-aprendizaje.

 En consecuencia, el docente no solo está llamado a saber su materia y ser un experto en el desarrollo de contenido sino a ser un pedagogo e innovador en los mecanismos de aprendizaje. Debe propiciar la autogestión de los estudiantes y convertirse en un introductor de las nuevas tecnologías como medios para aprender. El docente, en la coyuntura, se convierte en un propulsor del desarrollo.

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